lunes, 29 de agosto de 2011

¿Duele?



Matate. Destrózate por dentro. Hazte daño como tú solo sabes. ¿Te sientes mejor? ¡No me engañes! Continua. No pares. ¿Duele? Creo que sé cómo te sientes. A mí también me asfixia. Y no pruebes a huir de ti o de mi. Porque es demasiado tarde. Lo sabes.

Llámalo Q

Quiero escribir no significa lo mismo que necesito escribir. Sin embargo el objetivo acaba siendo el mismo. Una persona intentando plasmar sus sentimientos. En este momento yo necesito que mis pensamientos se transformen en palabras. Si tuviera que definirme sería diciendo que soy una persona incrédula. No creo en la existencia de la mayoría de las cosas que nos rodean. O al menos en aquellas que no están científicamente demostradas. Si me preguntas por las supersticiones te propondré quedar un martes trece debajo de una escalera. No será muy distinto si lo haces con cualquier otra cosa a la que considere una casualidad. Me gusta pensar que todo sucede por algún motivo pero estoy convencida que solo nosotros mismos podemos controlar cada uno de nuestros pasos. La afirmación anterior es una forma de demostrar que también soy contradictoria. Pero lo peor de todo viene cuando me siento incapaz. Cuando ni siquiera siento fuerzas para continuar hacia delante. Como ese sueño que tuve el otro día y no me puedo quitar de la cabeza. Ojala sucediera igual con aquellos en los que apareces pero mi memoria es caprichosa. Estaba en un lugar extraño en el que no me sentía segura, cogía mi teléfono móvil e intentaba llamar por teléfono. No recuerdo a quien tampoco que pretendía con esa llamada pero por más que lo intentaba el teléfono siempre se apagaba. Me desperté sin haberlo conseguido y volvió a aparecer esa sensación. En realidad nunca se había ido.

martes, 23 de agosto de 2011

Del verbo soñar

Prometo que quería dejar de escribir entradas ñoñas. Soy la primera que se sorprende con esa faceta de sí misma. Venía dispuesta a romper los esquemas y demostrar que las cosas no siempre son maravillosas. Pero... Hace dos noches me fui a dormir y soñé con ella. No sabría decir donde estábamos pero no importaba. Podía observar su cara a menos de un par de centímetros de distancia. Empecé a acariciarle como había hecho tantas veces. Una mezcla de deseo y ternura se apoderaba de mi cuerpo. Hasta que mi boca se acerco a la suya. Necesitaba besarle hasta desgastar nuestros labios. Empecé a tocar cada centímetro de su cuerpo. Imposible describir a mis manos rozando su piel. Su mano se acerco a mi cara, me dio un último beso y me desperté. Con esa sensación como si el mundo se estuviera quedando pequeño. Había tantas personas empeñadas en hacerme feliz y en cambio ella no tenía ni que proponérselo.

domingo, 21 de agosto de 2011

No tener miedo

Déjame que te cuente que llevo días buscándote en cada rincón. Voy a desgastar mi memoria de tanto recordar. Siento una rabia tan inmensa que hace que sea difícil respirar. No dejo de pensar en todos los momentos que podríamos haber añadido a nuestra colección. Me siento culpable por no haberte transportado a aquel lugar donde no existen los problemas. Te das cuenta yo quería construir un lugar en el que fueras la persona más feliz del mundo pero he conseguido lo contrario. Incluso sin proponérmelo soy destructiva y consigo que te plantees en acabar con todo. Lo triste es que el único motivo es esa maldita impotencia que aumenta por momentos. Me hace que sea débil y me aleja de la dosis de fuerza necesaria para seguir luchando. Pero lo que menos me importa es ese conjunto de sentimientos contradictorios que recorren mi interior. Te aseguro que por ti sería capaz de cualquier cosa. Sí, soy consciente de todo lo que esto significa. Solo tú has conseguido despertar una parte desconocida de mi misma. Y aunque tengas miedo, no te alejes, porque no pararé hasta conseguir que cada una de nuestras ilusiones sea haga realidad. Hasta que podamos decir que hemos aprendido a no tener miedo juntas.

viernes, 5 de agosto de 2011

Veinticuatro horas

Tan solo hace 24 horas que no hablamos. Quizás a ti te guste más expresado en segundos. 86400 segundos echando de menos cada una tus palabras. Se me hace extraño sentirte tan lejos. Me resulta inevitable pensar lo que estarás haciendo a cada momento. Te imagino mientras descubres esos nuevos paraísos y daría cualquier cosa por estar a tu lado. A decir verdad tampoco sería necesario irse demasiado lejos. Tú eres capaz de convertir la cotidianeidad en un nuevo paraíso. Tengo tantas cosas que contarte que he decido apuntarlo para no olvidar nada. La mayoría son cosas tontas pero sabes que hasta el más mínimo detalle me gusta compartirlo. No dejo de pensar en ti y desear que el tiempo avance. Me empiezo a preocupar porque me debo haber vuelto una ñoña integral. Dentro de poco empezaré a hacer todo aquello que siempre he odiado. Quizás comience con “Eres mi primavera” y acabe pintando corazones en cada rincón. Qué sé yo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Piezas

Cuando el puzzle no está montado el más leve tambaleo hace que las piezas se desordenen. Nosotras somos piezas que encajan a la perfección pero no tienen la posibilidad de estar unidas. De vez en cuando cada uno de los obstáculos se hace tan presente que todo empieza a temblar. Las piezas que antes estaban separadas pero estratégicamente colocadas se desordenan. Tardan en encontrar su lugar pero siempre lo acaban encontrando. Cada una de mis piezas necesita de las tuyas. Joder, yo también tengo miedo.