martes, 23 de agosto de 2011

Del verbo soñar

Prometo que quería dejar de escribir entradas ñoñas. Soy la primera que se sorprende con esa faceta de sí misma. Venía dispuesta a romper los esquemas y demostrar que las cosas no siempre son maravillosas. Pero... Hace dos noches me fui a dormir y soñé con ella. No sabría decir donde estábamos pero no importaba. Podía observar su cara a menos de un par de centímetros de distancia. Empecé a acariciarle como había hecho tantas veces. Una mezcla de deseo y ternura se apoderaba de mi cuerpo. Hasta que mi boca se acerco a la suya. Necesitaba besarle hasta desgastar nuestros labios. Empecé a tocar cada centímetro de su cuerpo. Imposible describir a mis manos rozando su piel. Su mano se acerco a mi cara, me dio un último beso y me desperté. Con esa sensación como si el mundo se estuviera quedando pequeño. Había tantas personas empeñadas en hacerme feliz y en cambio ella no tenía ni que proponérselo.

1 comentario: